HHhH (Daniel Ruelas)

Siempre he pensado que  Mario Vargas Llosa es un articulista de primera categoría. Cada quince días, leo en el periódico Reforma o en El País su columna Piedra de Toque, en la que expone su punto de vista acerca de temas de actualidad, se trate de política, filosofía, acontecimientos trascendentes a nivel internacional, y de vez en cuando, reflexiones sobre su propia trayectoria o gustos literarios. Llevo varios años siendo un fiel lector de Piedra de Toque y a la fecha no he encontrado un solo artículo que tenga desperdicio.

Recuerdo uno que leí hará tres años. Se titulaba El Carnicero de Praga y trataba de un libro con un título muy raro, HHhH. El autor sostenía, en pocas palabras, que era una obra digna de leerse. Pues bien: desde que leí ese artículo, me dí a la tarea de localizar el libro y formarme mi propia opinión. Hoy lo he conseguido.

HHhH, escrito por un profesor francés de nombre Laurent Binet, es un libro audaz, imaginativo y ameno, a caballo entre la realidad y la ficción. Su trama es una recreación de la Operación Antropoide, ejecutada en junio de 1942 por el Gobierno checo en el exilio para acabar con la vida de Reinhard Heydrich, el temible Carnicero de Praga, hombre clave en las SS y autor de la «Solución Final» al problema judío.

La novela posee una estructura compleja, en la que se entremezclan los tiempos y las voces narrativas, y muchos de sus capítulos no abarcan más de una sola página, recordando a las «viñetas literarias» que Gunter Grass utiliza en Mi Siglo. El retrato que Binet traza de sus personajes es a menudo y según confesión propia, históricamente inexacto. No obstante y en un ejercicio de honestidad literaria, el autor advierte al lector cada vez que se siente tentado a recrear la historia a su manera. Yo, por mi parte, le perdono tales errores. Estoy convencido de que Binet tuvo presente, al escribir, aquella máxima de su ilustre compatriota Dumas, según la cual, está permitido violar a la Historia, siempre que se le haga un hermoso hijo.

Pero es que además, resulta que lo que Binet cuenta, si bien confuso en los detalles – como cuando se permite una broma macabra acerca de los atributos sexuales del Carnicero – es esencial en los hechos reales. Tres pilares articulan la trama: la recreación de la personalidad y funciones de Heydrich, la preparación y ejecución del atentado y el suicidio de los asesinos, previo enfrentamiento con las SS en una iglesia de Praga.

Lo que impresiona es el estilo de Binet, que sabe mezclar en muchas ocasiones la ironía con una terrible crudeza y que en definitiva, y pese a todo, provoca en el lector la necesidad de seguir adelante. Cito un ejemplo: el retrato que traza de Heydrich, hombre meticuloso, entregado al trabajo, buen esposo, buen padre, y que sin embargo, gobierna Praga como un antiguo rey medieval, que dispone a su antojo de las vidas de sus subditos y que no pestañea en lo absoluto al ordenar una ejecución o una masacre. Bien mirado, de Heydrich se podría decir sin duda lo que Binet afirma en cierto momento: «Lo de humano, en fin, es una manera de hablar…»

El relato del atentado y el desenlace tampoco desmerecen. Es más, alcanzan un tono y una brillantez que no he encontrado en ningún thriller moderno. Al imaginar al paracaidista Josef Gabcik, de pie frente a Heydrich, petrificado al darse cuenta de que su revolver se ha encasquillado y que el atentado planeado por tanto tiempo está a un tris del fracaso, uno no puede evitar un estremecimiento. O cuando se recrea la escena de la iglesia, donde combaten siete refugiados contra setecientos SS, en una batalla que se prolonga durante horas, digna de la mejor escuela hollywoodense. Lo mismo sucede cuando se narra la matanza de Lídice, la más infame represalia de guerra de todos los tiempos y que los alemanes llevan a cabo con tanto orden y tanto método como si estuvieran efectuando una intervención quirúrgica. O lo mejor: cuando aparece en escena Karel Curda, el traidor que delató a los ejecutores de Heydrich, con su extraña mezcla de indiferencia y naturalidad. Como un guiño discordante, la historia tiene lugar en Praga, esa ciudad tan de cuento de hadas de la que es imposible no enamorarse si se le ha visitado.

En definitiva: HHhH es un libro muy recomendable. Pese a su considerable extensión, es un libro críptico y por encima de todo, humano. No abunda demasiado en los detalles, pero, ¿acaso es necesario abundar en los detalles cuando se recrean sucesos que tuvieron lugar hace apenas 72 años, y que se cuentan entre los más brutales de la Historia? ¿Y acaso hay algo más humano que recordarnos ese pasado reciente, tal vez para tomar conciencia de las atrocidades a las que es capaz de llegar el hombre y que no pueden volver a repetirse? Por todo esto, no me extraña que HHhH haya impresionado a Vargas Llosa. Seguro impresionará a quien lo lea.

Postdata: me permito dejar el significado del título a la curiosidad e imaginación de los futuros lectores. Espero que no falten.

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