La estupidez humana es una variable sociológica tan innegable como la raza o el género. Esta circunstancia ha quedado todavía más patente en los últimos años, si bien nadie ha sabido reflejarla tan bien como el ilustrador Aleix Saló.
Cuando esa crisis tan compleja, tan reservada su comprensión para algunos escasos ilustrados se puede explicar con dibujos de un modo tan diáfano, verdaderamente algo falla. Lo que no tiene perdón es que hayamos seleccionado para dirigir nuestros destinos a los más ineptos.